A LA TORTUGA INOLVIDABLE

Me ando desgatando una de las cinco vidas, de las nueve, que me quedan... ¿y quien diría? - se pregunta la gata, con su lengua en el ombligo- que despues de tanto camino recorrido terminaría volteando la mirada hacia un callejón vacío en medio de la noche. Ah...eso, si! con mi noche cómplice y temeraria compañera, quizá un angel me haya enviado para proteger mi camino -se pregunta la gata que no cree en la vida de la misma manera que la gente, por que la gente ya no siente, ni duele ni presiente. El callejón se quedó vacío hace mucho rato, me dijo el viento, se bifurcó y se llevó a tus amigos a buen recaudo, porque las piedras de tu camino no son seguras para sus patitas. Y yo, gata afortunada y desafortunada a la vez, me vuelvo hacia mi norte, preguntándole a la brújula de mi corazón si el imán no se ha malogrado. Y quién se acordará de mis patitas desgarradas?? - la gata se mira las patas, y abandona su ombligo para proceder a limpiarlas- breve descanso mientras me siento y pienso en mi destino inquieto que va latiendo dentro de mi cuerpo, vibrando por ser realidad. Y me pienso al mismo tiempo, invencible, porque batalla perdida es lección aprendida, a menos que la gane la muerte. Y decido levantarme y continuar hacia adelante con mi buen y conocido talante, y al mirar al cielo y desear un buen vino, se me viene a la cabeza la noche frente a la playa emborrachándome con la torutga maldita. Asi, mi querida tortuga amiga -le dijo la gata al viento, con la esperanza de se lleve ese maullido susurrado hasta su ventana- sepa que por lejos que me vaya siempre tendré en mis bigotes su olorcillo y recuerde siempre que lo que ud. paga en esta vida es porque la vida le cobra por continuar existiendo con el descaro de ser feliz. No se crea, que toda la gente del callejón se quedará a nuestro lado, pero su perfume y su pensamiento es suficiente, a veces es doliente y a veces ingrato...a veces, es caro y excitante el precio de ser inolvidable